"Nacer-Naturalmente Emprendedor" fragmento de una nota de Mario Dehter sobre vocación emprendedora
Además de claridad en la visión de lo que se quiere lograr y algún talento (siempre perfectible) para lograrlo, las lecciones de los "exitosos" nos conducen a revalorizar algunas virtudes claves que merecen ser talladas en la profundidad de nuestra personalidad naturalmente-emprendedora :
1) La pasión por el trabajo en donde los desafíos nos resulten más atractivos que los premios.
2) La humildad para prestar atención a las sugerencias e indicaciones de quienes nos preceden en el camino, capitalizando su experiencia pero también sus sentimientos. De alguna manera, la humildad es una virtud que involucra prestarle atención a la información que contradice nuestras creencias y nuestros propósitos; debemos tener en cuenta que hay cosas que nos gusta escuchar y cosas que necesitamos saber que pueden o no coincidir con lo que queremos que se nos diga.
3) El amor. Amar lo que se hace, amar lo que logramos con lo que hacemos. "Si usted quiere arreglar su futuro, empiece arreglándose usted mismo. Ante la guerra y la recesión, lo que el mundo de las empresas necesita es menos codicia y más amor ... Ahora más que nunca, el camino a la prosperidad se pavimenta con el compromiso con la generosidad. Mi experiencia en "Victoria's Secret" me enseñó el tronco de los factores críticos para el éxito profesional, las partículas elementales del amor en los negocios . Ellos son: el conocimiento, las redes y la sensibilidad ... Todo su conocimiento no sumará mucho si usted no tiene una red de personas para compartirlo y bastante sensibilidad para entender que el éxito de las personas, en esa red, es un resultado directo de su propio éxito" (Sanders, 2001).
4) Evitar la «trampa del ego», considerando la diferencia entre hundirse en el fondo del mar y montarse sobre la cresta de las olas. Debemos aceptar que cada uno de los desafíos empresarios poseen aspectos que están afuera de nuestro control. Nosotros, no somos nuestros negocios. En los «días oscuros», cuando las cosas no van bien, tenga presente que sus fracasos no lo transforman en un individuo horrible, ni despreciable. Igualmente, cuando su emprendimiento alcanza algún logro no se sienta un genio insuperable ni, mucho menos, un ser sobrenatural. El fracaso y el éxito emprendedor no son los extremos del mundo.
1) La pasión por el trabajo en donde los desafíos nos resulten más atractivos que los premios.
2) La humildad para prestar atención a las sugerencias e indicaciones de quienes nos preceden en el camino, capitalizando su experiencia pero también sus sentimientos. De alguna manera, la humildad es una virtud que involucra prestarle atención a la información que contradice nuestras creencias y nuestros propósitos; debemos tener en cuenta que hay cosas que nos gusta escuchar y cosas que necesitamos saber que pueden o no coincidir con lo que queremos que se nos diga.
3) El amor. Amar lo que se hace, amar lo que logramos con lo que hacemos. "Si usted quiere arreglar su futuro, empiece arreglándose usted mismo. Ante la guerra y la recesión, lo que el mundo de las empresas necesita es menos codicia y más amor ... Ahora más que nunca, el camino a la prosperidad se pavimenta con el compromiso con la generosidad. Mi experiencia en "Victoria's Secret" me enseñó el tronco de los factores críticos para el éxito profesional, las partículas elementales del amor en los negocios . Ellos son: el conocimiento, las redes y la sensibilidad ... Todo su conocimiento no sumará mucho si usted no tiene una red de personas para compartirlo y bastante sensibilidad para entender que el éxito de las personas, en esa red, es un resultado directo de su propio éxito" (Sanders, 2001).
4) Evitar la «trampa del ego», considerando la diferencia entre hundirse en el fondo del mar y montarse sobre la cresta de las olas. Debemos aceptar que cada uno de los desafíos empresarios poseen aspectos que están afuera de nuestro control. Nosotros, no somos nuestros negocios. En los «días oscuros», cuando las cosas no van bien, tenga presente que sus fracasos no lo transforman en un individuo horrible, ni despreciable. Igualmente, cuando su emprendimiento alcanza algún logro no se sienta un genio insuperable ni, mucho menos, un ser sobrenatural. El fracaso y el éxito emprendedor no son los extremos del mundo.
Nacer emprendedor, es una cuestión de Fe (en sí mismo).
Mario Dehter
Prof. Cátedra "Oscar Wortman Desarrollo de Vocaciones Emprendedoras", Universidad Nacional de General San Martín.
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