3/17/2006

La declaración del "NO". Por Hugo Finjkelstein.

No es no, y hay una sola manera de decirlo.
No.
Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.
"No" se dice de una sola manera.
Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto.
No.
Se dice una sola vez, No.
Con la misma entonación, No.
Como un disco rayado, No.
Un no que necesita de una larga caminata u una reflexión el el jardín, no es No.
Un no que no necesita explicaciones y justificaciones.
No, tiene la brevedad de un segundo.
Es un no, para el otro porque ya fue para uno mismo.
"No" es No, aquí y muy lejos de aquí.
"No", no deja las puertas abiertas ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser No, aunque el otro y el mundo se pongan patas para arriba.

"No", es el último acto de dignidad.
"No", es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.
"No", no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos, ni con pena y menos aún con satisfacción.
"No", es No, porque No.
Cuando el no es No, se mira a los ojos y el no se descuelga naturalmente de los labios.
La voz del No no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna.
Ese No no es una negación del pasado, es una corrección del futuro.
Y sólo quien sabe decir No puede decir Sí.


Hugo Finkelstein.

Ideas de Fernando Flores para crear futuro.

Fernando Flores

"El mundo empresarial, el mundo político, el mundo cultural, me parecen absolutamente ligados. Todos participan de alguna manera en lo que llamo la coinvención del mundo. Toda la gente que es emprendedora, es gente que se conecta total y apasionadamente con su actividad, es una manera de ser, versus la persona normal que ve el mundo como cosas que hay que hacer. Estos otros ven mundos que hay que inventar y eso le da sentido a la vida. El emprendedor no es una persona motivada por la rentabilidad sino por los cambios culturales que puede ayudar a producir, en definitiva es alguien dispuesto a correr riesgos".

"Falta un proyecto donde agregemos valor al mundo, productos que produzcan satisfacción, estilo. La gente no compra cosas sino productos que tienen estilo y para eso hay que "apalancarse" en nuestras raíces cultivar la rareza, agregar desde nuestras propias características valor al mundo, no producir pálidas copias de algún original americano o europeo, ¿para qué querrían comprar una mala copia si tienen el original a mano?".

"Vemos al innovador como un hombre que se hace cargo de anomalías sociales, cosas que no funcionan, que son oportunidades que nadie más vio. A partir de eso surgen prácticas, tecnologías, formas de ser que están abandonadas, y se va construyendo una empresa, una oferta, un producto.
Pero no se trata sólo de vender productos sino una manera de ser. Sin ir más lejos, las zapatillas que estás usando no existían hace 15 años, había zapatillas para hacer deportes y ahora hay zapatillas como alternativa al zapato. Lo que realmente han promovido es un estilo de vida, casual, asociado al deporte, la preocupación por la salud, la informalidad en las relaciones".

"Hay que cultivar la rareza que uno es. Sobre todo al principio, porque toda sociedad humana tiene una manera de ser que yo llamo, siguiendo a Heidegger, inauténtica. Quiere que tú seas como los otros. Mata la innovacion, el emprendimiento. Todo creador requiere pasar por un largo desierto de ser anómalo, de ser raro. Esa rareza no hay que confundirla con el snob, que se hace distinto con el fin de parecer raro, pero en el fondo es un imitador. Raro es el tipo que se atreve a romper ciertas convenciones, y hacerse preguntas que los demás no se hacen, y a vivir con las consecuencias de eso, sabiendo que al principio no va a triunfar. En el libro usamos la palabra "discloser", que es como el receptor de la rareza y el abridor de nuevos mundos, una especie de navegante". La rareza puede ser una manera de construir una neurosis: soy mejor que los otros y los otros no me reconocen. Si caes en ese juego estás jodido, la rareza consiste en construir, hacer ofertas, seducir al mundo. Si la gente no me escucha es que no la alcancé a seducir, o mi proyecto no era tan bueno, pero nunca debemos echarles la culpa a otros. Eso pasa en los artistas: el que se siente incomprendido y el que se siente seductor. Neruda era una rareza, pero no vivía amargado".

"El colegio no tiene una gran capacidad de innovacion, de inventarse otras preguntas, de no tener respuestas. Eso se va transformando en predisposiciones y actitudes emocionales que impiden el cambio. Por eso el tipo raro si logra sobrevivir va adquiriendo fortaleza emocional, pero los colegios matan muchas veces eso. Particularmente en países como éstos. La vieja concepción de la escuela es que conocimiento es información, algo que se adquiere y se aplica.
Cuando estudié en Stanford me llamó la atención cómo estaban organizados los estudiantes doctorales: no tenían obligación de tomar ninguna clase, lo único que se les entregaba era un papel que decía "sobre estos temas se les va a interrogar en 18 meses". De esa manera fomentaban el estudio libre, la investigación, el diálogo, el trabajo en equipo, el desarrollar habilidades, ir creando caminos autónomos. Lo que querían era crear personas que fueran capaces de inventar. No querían gente que sólo fuera capaz de aplicar conocimiento".

Fernando Flores Labra, es Ingeniero Civil Industrial de la Universidad Católica de Chile, y Ph.D. en Filosofía del Lenguaje de la Universidad de California en Berkeley, donde su tesis del doctorado se fundamentó en hacer comulgar conceptos como comunicación y administración y decir que las organizaciones son grandes procesos comunicacionales. Hoy los estudios de Flores se conocen como ontología del lenguaje y se aplican en las empresas bajo el concepto de coaching ontológico. Es además asesor de numerosas empresas. Ha fundado y dirigido empresas en los Estados Unidos, México y Chile. A los 27 años fue Ministro de Finanzas del Gobierno de Salvador Allede, detenido y preso político de la dictadura de Pinochet, liberado dado a presiones internacionales y la gestión de Anmisty Internacional; yendo a la Universidad de Stanford como profesor.

Autor de numerosos libros, entre los que destacan; “Building Trust in Business, Politics, Relationships, and Life”. Oxford University Press, 2001, “Disclosing New World”. The MIT Press. 1997, “Beyond Calculation: The Next Fifty Years of Computing”, Springer-Verlag, New York, USA, 1997, “Ser en el Mundo” Editorial Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 1996, “Creando Organizaciones para el Futuro”, Dolmen Ediciones S.A., Santiago, Chile, 1994, “Management and Communication in the Office of the Future”, 1982 y en español con el título “Inventando la Empresa del Siglo XXI” , 1989, “Understanding Computer and Cognition”. Addison-Wesley Publishing Company, New York, USA, 1986.


  • Visita la página de Sergio Pascual sobre PNL Programación Neurolinguística y Coaching Ontológico
  • Rafael Echeverria es el creador de la Ontología del Lenguaje

    Rafael Echeverría


    Rafael Echeverría es sociólogo de la Universidad Católica de Chile y doctor en Filosofía de la Universidad de Londres. Fue profesor en diversas universidades y consultor durante varios años de las Naciones Unidas.

    Echeverría es fundador y presidente de Newfield Consulting, empresa de consultoría y formación gerencial con oficinas en los Estados Unidos, España, México, Brasil, Argentina y Venezuela.

    Bibliografía de Rafael Echeverría:

    "El búho de Minerva: Introducción a la filosofía moderna" (1990).

    "Ontología del lenguaje" (1994).

    "La empresa emergente, la confianza y los desafíos de la transformación" (2000).


    Ontologia del Lenguaje

    El libro Ontología del Lenguaje esta considerado como "el" libro de cabecera del Coaching Ontológico, es una referencia ineludible para toda persona que desee conocer una nueva mirada lingüística de los seres humanos y las organizaciones. El autor describe el poder que posee el lenguaje como herramienta fundamental para comprender la relación existente entre conversaciones y resultados.

    La idea de que sabemos como "las cosas son", ya no es válida. Solo sabemos como las interpretamos, vivimos en mundo interpretativos.
    La tarea fundamental se basa en que los seres humanos lleguemos a aceptar que las interpretaciones que hacemos de la realidad, son diferentes y que ninguna expresa "la verdad". Tan solo son interpretaciónes, que lo único que hacen es definir el tipo de observador que soy en el mundo. Mas alla de que nos peleemos, por tener razón y sostener la verdad de las cosas, estoy sosteniendo mi propia verdad dentro de mi acotada interpretación de la realidad. Si cambio mi
    interpretación, abro un mundo nuevo de posibilidades de acción.

    Algunos de los postulados básicos de la Ontología del lenguaje son:

    "No sabemos como las cosas son. Sólo sabemos como las observamos o como las interpretamos. Vivimos en mundos interpretativos".

    "No solo actuamos de acuerdo a como somos, también somos de acuerdo a como actuamos. La acción genera ser. Uno deviene de acuerdo a lo que hace". Cuando hablamos de "ser", desde la mirada de a Ontología, estamos hablamos del "quien estoy siendo" en este momento. No nos referimos a un ser inmodificable, sino a un ser posible de diseñar su propio futuro, abierto a su propia posibilidad de transformación.

    "Los individuos actuan de acuerdo a los sistemas sociales a los que pertenecen. Pero a través de sus acciones, aunque condicionados por estos sistemas sociales; también pueden cambiar tales sistemas sociales".

    Sergio Pascual

  • Visita la página de Sergio Pascual sobre PNL Programación Neurolinguística y Coaching Ontológico
  • La Ontología del Lenguaje y el Coaching Ontológico surge a partir de las teorías de Humberto Maturana.

    Humbareto Maturana


    Humberto Maturana es un biólogo chileno cuyas teorías han tenido gran eco en distintos ámbitos, no necesariamente científicos. Sus implicaciones llegan a terrenos como la teoría del conocimiento, la ética o la teoría de la comunicación, entre otras.
    En 1970 ingresa el concepto de "autopoiesis" (de Auto: a sí mismo y Poiesis: en griego, creación, fabricación, construcción) significa auto-organización, es
    la capacidad de un sistema para organizarse de tal manera que el único producto resultante es él mismo. No hay separación entre productor y producto. El ser y el hacer de una unidad autopoietica son inseparables y esto constituye su modo específico de organización. Nuestra experiencia esta amarrada a nuestra estructura de una forma indisoluble. No vemos el espacio del mundo vivimos nuestro campo visual. El ser y el hacer de una unidad autopoiética son inseparables y esto constituye su modo específico de organización.

    Todo ser vivo, cada persona, se desarrolla y cambia debido a que tiene la libertad de crear y preservarse. La libertad de crearse a sí mismo es la libertad fundamental de toda la vida. Una definición actual de vida en biología dice que algo está vivo si es capaz de autoproducirse. Cada ser vivo es autor de su propia existencia y sigue creándose a sí mismo a lo largo de toda su trayectoria de vida. En el pasado, pensábamos en la libertad como una idea política, o reflexionábamos sobre el libre albedrío como un concepto espiritual. Sin embargo, ahora aparece en biología como una condición de vida inalienable. La vida se da a sí misma la libertad de llegar a existir y sin esa libertad para crear no hay vida.

    La objetividad entre paréntesis

    "Poner la objetividad entre paréntesis" significa que cuando uno explica, la experiencia que se explica no desaparece. Nosotros vivimos en un mundo que distinguimos como un mundo de objetos , en el que tenemos la experiencia de los objetos; y por tanto, no podemos hacer desaparecer esa experiencia, no podemos simplemente hacer desaparecer los objetos. Por el contrario, lo que tenemos que hacer como científicos es explicar los objetos, es proponer un procedimiento o un mecanismo a partir del cual podamos mostrar cómo surge la experiencia de esos objetos. Una de las formas de explicar esto es diciendo que el objeto está allí con independencia de lo que yo hago. Esta sería la postura de la objetividad tradicional, sin paréntesis, que asume por un lado la existencia real de los objetos y, por otro, confiere al sujeto la posibilidad de conocer los objetos prescindiendo de su subjetividad.

    Pertenecemos a una historia cultural en la cual estamos acostumbrados a preguntarnos ¿qué es?. Y al escuchar esta pregunta hay un tipo de respuesta que deseamos oír: la respuesta que nos dice algo sobre el "ser" de la cosa por la que se preguntó. Se espera una descripción de algo que está allí, con independencia del observador y de lo que el observador hace. Yo sostengo que para responder a esta pregunta se pueden seguir dos caminos: uno, el tradicional, es haciendo referencia a algo independiente de lo que el observador hace; el otro implica transformar la pregunta "¿qué es?" en "¿qué criterio uso yo para afirmar que algo es lo que yo digo que es?". Cada vez que nos relacionamos desde el realismo, desde la objetividad sin paréntesis, lo hacemos también a través de exigencias de obediencia. En cambio, al poner la objetividad entre paréntesis y darnos cuenta de que no podemos hacer referencia a algo real independiente de nosotros para validar nuestro explicar, toda afirmación cognoscitiva se transforma en una invitación a participar en un cierto dominio de experiencias. Las relaciones interpersonales que se ponen en juego son totalmente distintas en uno y en otro caso. Es por esto que digo que el camino explicativo de la objetividad sin paréntesis es el camino de las exigencias de obediencia y de la irresponsabilidad; porque lo que uno hace no se valida desde lo que uno hace, sino desde algo que está fuera de uno mismo. Mientras que el camino de la objetividad entre paréntesis es el camino de las afirmaciones cognoscitivas que nos invitan a participar en un cierto dominio de coherencias experienciales. Y en este camino uno no puede sino ser responsable por lo que hace, pues lo que valida lo que uno dice es lo que uno hace en ese dominio de coherencias experienciales.

    Desde el momento en que uno acepta vivir en el camino explicativo de la objetividad entre paréntesis, uno sabe que no es dueño de la verdad y por lo tanto, sabe que no puede colocarse en el lugar de la exigencia, a menos que se haga cargo de esa exigencia. Uno puede responsablemente exigir al otro que haga lo que uno dice porque uno quiere que el otro haga eso. Este camino conduce a la responsabilidad. Y ya no sirve escudarse en argumentos externos como "quiero que el otro haga esto porque esto es la verdad" o "porque así es la realidad de las cosas". Esto nos permite asimismo reflexionar sobre el poder. Es interesante cómo desde este camino, al preguntarse por el poder, descubrimos que el poder está en la obediencia. En el momento en que uno sale del espacio de la exigencia y se coloca en el espacio de la invitación, toda la dinámica del poder desaparece o adquiere un carácter completamente distinto. Las relaciones de poder pasan a ser circunstanciales y ligadas a acuerdos, pero en tanto son acuerdos ya no son relaciones de poder porque no hay obediencia, y aparece la colaboración.